Casino primero, hospital después durante la II Guerra Mundial y finalmente restaurante durante el regimen comunista de Ceausescu. Demasiado caro de mantener, cerró sus puertas, definitivamente en 1990.
Estamos hablando de Rumanía y de un edificio que está en la ciudad costera de Constansa o Constanza, en el Mar Negro y que durante décadas fue denominada " La Perla del Mar Negro", aunque así se denomina fundamentalmente a la ciudad rusa de Odesa.
En un pequeño entrante hacia el mar, que durante el verano, atrae a miles de visitantes, se encuentra este edificio totalmente abandonado pero que nos habla de un pasado de lujo y grandiosidad. Lo traemos al blog porque fue realizado entre 1904 y 1910 en el inconfundible estilo Art Nouveau, aunque tomándose ciertas libertades un tanto barrocas,desde nuestro punto de vista, por un arquitecto llamado Petre Antonescu (1873-1965 ) que primero, quiso realizarlo recuperando tradiciones artísticas de su país para, finalmente, desechar esa idea.
Hizo un buen trabajo. El edificio es maravilloso: todo tipo de molduras adornan los techos desgraciadamente hoy desconchados pero que permiten ver la exquisitez del diseño; enormes arañas de cristal darían luz a las distintas plantas a las que se llega subiendo una enorme escalera que parte del vestíbulo y que está enmarcada por pasamanos realizados en hierro y madera, incurvados y ligando entre ellos figuras de conchas marinas.
A partir de su apertura y durante esas dos primeras décadas del siglo XX, se convirtió en el lugar preferido de reposo y juego de distintas casas reales y de la alta sociedad europea del momento.
Es triste verlo en ese estado pero parece ser que la Unión Europea prometió dar en 2013 diez millones de euros para poder remozarlo y los trabajos se esperaba que comenzasen en 2015.
Por último, comentaremos que si la situación de este magnifica estructura ha salido a la luz es por la labor del fotógrafo Roman Veyllon. De hecho, todas las imágenes de esta entrada tienen copyright a su favor y se muestran aquí sin ninguna otra intención que la de difundir su trabajo y la existencia de tan precioso edificio que sería necesario recuperar sin demora.
Toda la obra gráfica ha sido extraída de las siguientes páginas que también han servido de referencia para elaborar esta pequeña entrada:
¡Uau! qué maravilla debe haber sido en su época de esplendor. Justo ahora que vengo de un garbeo por algún que otro palacete parisino (el Garnier, por ejemplo), con el coste humano y financiero de montar esas estructuras para puro despendole de las clases acomodadas, lo menos que se podría hacer es mantenerlos en condiciones para que generen ingresos por turismo y sean disfrutados por la plebe migratoria...
ResponderEliminarMuy interesante, sí señor. Y la ubicación geográfica inmejorable.
La seguimos...
Totalmente de acuerdo contigo Javier!!!!
EliminarGracias por dejarme tus comentarios y qué bueno que hayas viajado por ahí! Genial para desconectar.
Otro beso !