María Blanchard
Me gustan las mujeres artistas de vanguardia. Me gustan porque rompieron moldes, porque, como he expuesto en otras entradas en este blog, no sólo buscaron su sitio en el mundo del arte, un mundo dominado por hombres. También fueron pioneras en todos los sentidos. Se metieron de lleno en el mundo artístico contemporáneo, a veces, renunciando a cuestiones de tipo personal, otras no, haciéndolo más difícil todavía y llevándolo a la par.
En cualquier caso, no fueron reconocidas hasta bien tarde. La historiografía del arte ( actualmente esto está cambiando poco a poco), los libros de texto, los contenidos que se enseñan en los estudios de bachillerato de Historia del Arte no reflejan su obra, no se hacen eco de su trabajo. Si se hace referencia a ellas es porque se entiende que han ido a remolque del trabajo de artistas masculinos que compartieron su destino. Sería el caso de Dorothea Tanning, por ejemplo, recientemente fallecida y más conocida por ser compañera de Max Ernst que por su propia obra, hasta hace poco. El listado sería interminable y me ocuparé de estas mujeres en distintas entradas en este espacio. A estas alturas de la película parece que sigue siendo necesario hacer hincapié en ello.
Hoy la entrada quiero dedicársela a Maria Blanchard, María Gutiérrez Blanchard, santanderina nacida en 1881 y cuya muerte acaece en 1932 en París.
María Blanchard con una alumna
En seguida, al hablar de ella se citan sus malformaciones físicas: una caída de su madre embarazada hizo que tras el parto la niña naciese con distintas deformaciones: sufrió enanismo, joroba y cojera. Esto debió marcarla terriblemente; primero, porque en sus años de estudiante tuvo que sufrir las burlas de sus compañeras de colegio. Posteriormente, porque cuando fue profesora, una vez conseguida la Cátedra de dibujo de la Escuela Normal de Salamanca y se ganaba la vida dando clase, tuvo que enfrentarse a las mofas de sus propios alumnos sobre su cuerpo, lo que la llevó a renunciar a ella y volver a París. Desgraciadamente, el ser humano es así.
María Blanchard: La Gitana
Sin embargo, dejando de lado estas vivencias aciagas, su vida fue fantástica, en el sentido de que ayudada y alentada por sus padres, comenzó muy pronto su formación artística. Primero de carácter absolutamente académico siendo alumna de Fernando Álvarez de Sotomayor entre otros, para posteriormente, becada por la Diputación y el Ayuntamiento de Santander al ganar distintos premios en Exposiciones Nacionales, entrar directamente en contacto con lo más selecto de la vanguardia de París.
María Blanchard: Ninfas encadenando al Sileno,1910
María Blanchard: Cabeza de Gitana, 1910-12
Allí Van Dongen le descubre el Fauvismo, la libertad absoluta en el tratamiento del color; Anglada Camarasa la hace deshacerse del academicismo aprendido anteriormente. Diego Rivera, Lipchitz, Luis Bagaria, Metzinger, André Lhote, defensor de la obra de la artista y fundamentalmente, Juan Gris serán sus amigos. Sin embargo, esto tampoco fue fácil porque aunque París hacía a la mujer vivir en libertad en un ambiente heterodoxo en modos y maneras, los pintores no tomaban en pie de igualdad la obra realizada por una mujer. María lo consiguió, sin embargo.
María Blanchard: Composición Cubista, 1919
María Blanchard: Mujer con Abanico, 1916
Una vez que estalla la Gran Guerra que convierte a París en una ciudad poco segura, vuleve a España. Consigue la Cátedra que mencionamos antes. Pero tras el fin de la I guerra Mundial, María renuncia a ella y a regresar a España. Será en París en donde su vida se apagará.
María Blanchard: La Communiante, 1914
En esta segunda etapa de producción el Cubismo de los primeros años de contacto francés, cuyas obras cosecharon un gran éxito, se atenúa y se torna en una vuelta al figurativismo, tendencia que se hizo general en la pintura de muchos artistas en el período de Entreguerras que se denominó, por ejemplo, en Alemania Nueva Objetividad o Realismo Mágico, de las cuales tenéis un par de entradas en este blog con Pyke Koch o George Grosz como protagonistas.
María Blanchard: Madre e hijo, 1922
María Blanchard: La Gourmandise, 1924
A partir pues de 1920 pinta niños o mujeres enfermas, personas desvalidas, maternidades con colores brillantes y a través de un dibujo seguro como afirma Victoria Combalía.
María Blanchard: La Echadora de Cartas, 1924
María Blanchard: Maternidad, 1925
Fue una mujer maravillosa, valiente que a pesar de sus problemas físicos que se agravaron con la edad fue capaz de ayudar a su hermana y a sus hijos, sacarlos adelante, pero su deterioro junto con una grave tuberculosis se la llevaron muy joven. Con cincuenta y un años, María muere en 1932.
María Blanchard: La Convaleciente, 1930
Considerada por muchos como su obra maestra.
Durante mucho tiempo pasó desapercibida, se la consideró en un segundo plano con respecto a los autores de Vanguardia pero nada tenía de menos en comparación a éstos. Llegó a estar a la altura de los mejores creando un Cubismo muy propio y personal apoyado en el color y sin llegar a la descomposición total de planos del Cubismo analítico. Fue una de las grandes pero como decimos poco conocida, ni siquiera que fuese española.
María Blanchard: La Toilette, 1928
Dos exposiciones tendrán lugar este año en nuestro país de su obra: una en la Fundación Botín de Santander y otra, una antológica en el Museo Reina Sofía.Sin duda, ambas llenarán el hueco del desconocimiento de su trabajo y su figura, al igual que el documental que se acaba de realizar sobre ella dirigido por Gloria Crespo MacLennan con la intervención de estudiosos del mundo del arte, familiares y Jean Cocteau, con imágenes inéditas y de la época, titulado "26 Rúe de Départ. Érase una vez en París".
María Blanchard: Niño con helado.
De ella dijo Federico García Lorca en su Elegía a María Blanchard:
“(...) La lucha de María Blanchard fue dura, áspera, pinchosa como rama de encina y sin embargo no fue nunca una resentida, sino todo lo contrario, dulce, piadosa y virgen. Aguantaba la lluvia de risa que causaba, sin querer, su cuerpo de bufón de opera y la risa que causaban sus primeras exposiciones(...)
Aguantaba a sus amigos con capacidad de enfermera al ruso que hablaba de coches de oro, o contaba esmeraldas sobre la nieve, o al gigantón Diego Rivera que creía que las personas y las cosas eran arañas que venían a comerlo, y arrojaba sus botas contra las bombillas y quebraba todos los días el espejo del lavabo.
Aguantaba a los demás y permanecía sola, sin comunicación humana, tan sola, que tuvo que buscar su patria invisible, donde corrieran sus heridas mezcladas con todo el mundo estilizado del dolor.
(...) Su pintura llevaba el mismo camino magistral, desde el cuadro famoso de La primera comunión hasta sus últimos niños y maternidades, pero atormentada por una moral superior daba sus cuadros por la mitad del precio que le ofrecían, y luego ella misma componía sus zapatos con una bella humildad.
Querida María Blanchard: dos puntos…, dos puntos, un mundo, la almohada oscurísima donde descansa tu cabeza.
La lucha del ángel y el demonio estaba expresada de manera matemática en tu cuerpo. (...) Porque eras jorobada, ¿y qué? los hombres entienden poco las cosas y yo te digo, María Blanchard, como amigo de tu sombra, que tu tenías la mata de pelo más hermosa que ha habido en España.” 1.
María Blanchard: La Colada, antes de 1921
La obra gráfica ha sido extraída de Wikimedia Commons y foro xerbar.
En cuanto a la obra de referencia y cita:
- Combalía, Victoria: Amazonas con Pincel, Ediciones Destino, 2006
- Bernárdez Sanchís, Carmen para el Catálogo de la Exposición sobre María Blanchard y Albert Gleizes de la Galería Guillermo de Osma: Aquí.
-1. Extractos de la conferencia que Federico García Lorca dió en el Ateneo de Madrid en 1932 con motivo del homenaje que Clara Campoamor dió a la pintora. En Wikipedia
A mí me gusta la pintura de María Blanchard, a pesar de no entrar en mis preferencias estético-intelectuales, no porque rompiera moldes o lo que sea que rompiera, sino porque es muy buena, y cualquier demostración artística de calidad, se ajuste o no a mi personalidad y sentimientos, incide positívamente en mí. Creo que algunos llaman a eso ser "objetivo", yo lo llamo poseer sensibilidad para la belleza, lo bueno y la sinceridad artística, a veces reflejo de la personalidad más íntima del indivíduo que goza del excelso don del Arte. Y María Blanchard gozó en abundancia de ese don, con independencia de su condición femenina, que, sin embargo, no deja de ejercer su especial influencia en esa magnífica sensibilidad que trasluce lo mejor de su obra. Queda claro que sólo un país en donde únicamente una minoría cada vez más escasa gusta del Arte, puede tener en el olvido a semejante gran talento, una de los suyos.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo, Federico con lo que afirmas pero precisamente expreso en el texto que escribí la razón de que Blanchard esté en el olvido. Y ésta es una: ser mujer. Me gusta recoger la obra de múltiples mujeres que no están en los libros de Arte, que no se conocen, que estando en pie de igualdad con los hombres en talento y creatividad no fueron reconocidas. Es un hecho constatable. Afortunadamente, la Historiografía del Arte desde los años 90 del siglo pasado, les está dando su espacio ahora. Pero algo afirmo como muestra: en los estudios de Arte de 2º de Bachillerato no hay un sólo nombre de mujer y los alumnos que cursan la materia terminan su estudio con la sensación de que ni existieron.
EliminarTriste!!
Saludos
En respuesta al machismo de la cultura española, pienso que va más en contra de la sensibilidad propia de la mujer española, que posa su mirada infinita y ecuánime sobre temas inocentes, serenos, simples y llenos de vida dentro de lo costumbrista, que era el último reducto de aislamiento de la burguesía aristocratica.La cultura española era y sigue siendo la idiosincrasia de la muerte ; toreros, cristos flagelados,vanitas, magdalenas penitentes, San sebastiantes,caza ,corderos y más y más carnaza de manolas y meretrices de alta alcurnia, cultura de bandoleros que hacen paella de conejo y caracoles mientras esperan que pase el siguiente bolo para darle una escaramuza violenta y lacernte.aSin eso falta chicha.
ResponderEliminarHasta cierto punto estoy de acuerdo contigo ( el costumbrismo como último reducto de aislamiento al que se sometía a la burguesa) y por cierto, muy bien escrito lo expuesto. Saludos
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