A Léonard Tsuguharu Foujita (Tokio, 1886- Zurich, 1968) lo occidental siempre le gustó. Su propia educación lo fue, abierta y occidental. Nacido en una familia aristocrática, al llegar a la veintena y tras haber estudiado arte y música se fue a París para ganarse la vida como pintor y conocer a los grandes de la historia del arte contemporáneo: Modigliani, Soutine, Pascin, Léger o Picasso, formaron parte de su círculo. Conoció a Isadora Duncan que le dio clases de danza.
Su aspecto lo hizo ser conocido y reconocido rápidamente. Su estética era especial. Era un dandi: utilizaba unas gafas de pasta redondas; pelo lacio negro con flequillo, pendiente en uno de los lóbulos. Fue un pintor compulsivo de gatos, los pintó en casi todas las posiciones posibles. Pero también se autorretrató, realizó pinturas de mujeres desnudas y escenas de ciudad.
Iwata Nakayama: retrato del pintor, 1926
Y entonces pensó en amalgamar en su obra, la experiencia occidental con su herencia oriental. Se dice que sus influencias fueron las
impresionistas y del
simbolismo .Con un pincel fino, realizaba una pintura suave con una importantísima valoración de la línea sobre cualquier otra consideración en su pintura. Ni volumen , ni forma, tuvieron interés para él. Trabajaba con tinta china, su trazo y su línea eran esencialmente japonesas(1) Su paleta estuvo llena de tonos claros, pasteles, aplicados en capas ligeras, finas y delicadas. ( 2) Durante la II guerra Mundial, regresó a su país pero finalmente vivió en París, se convirtió al catolicismo y se nacionalizó francés.
Siempre vivió de su pintura. Se inscribió como copista en el Louvre y creó una pintura híbrida, como se ha comentado más arriba, mezclando su propia visión asiática con el arte occidental que fascinó a público y crítica. (3) En su primera exposición en 1917 en París, 110 acuarelas se agotaron en poco tiempo y el propio Picasso, compró tantos lienzos como pudo cargar sin ayuda ( 4) Tuvo dinero para instalar un baño con agua caliente, un lujo que atrajo a muchas modelos a su estudio entre ellas a Kiki, la musa de Man Ray. Sin embargo, las deudas y los impuestos lo ahogaron y dilapidó su fortuna.
Iwata Nakayama: Kiki y Foujita en París, 1926
Por esa razón, en 1931, realizó un largo viaje por América Latina, un periplo que le llevaría a recorrer Brasil, Argentina, Bolivia, Perú, Cuba, Panamá, México y el sudoeste de los Estados Unidos, y que terminaría en Japón a finales de 1933. En una entrevista que le realizaron en 1930, tras las exposiciones en Tokio y Osaka, le preguntaron si había vendido muchos cuadros en Estados Unidos, pues de regreso tuvo que arribar en Nueva York y San Francisco; el artista contestó: «Los Estados Unidos no me interesan. Ex profeso no he querido vender casi nada en ese país. En cambio, México es una tierra que me encanta, y adonde iría de buena gana. Conocí un mexicano, un gran pintor, se llama Diego Rivera» (5)
Foujita en su estudio mexicano, 1934-36
Dibujó figuras de amerindios, compuso escenas de grupos campesinos, estudios de imágenes que el nuevo continente le ofrecía, personajes y tipos que el pintor encontraba en las ciudades y campos por los que pasaba, dibujos y acuarelas que iba vendiendo en reuniones y exposiciones por las ciudades en las que se instalaba. (6). Se convirtió además en una especie de vehículo entre un coleccionista mexicano llamado Eychenne y toda una serie de artistas europeos consiguiendo cuadros para este hombre. (7)
Llegada la II G. M. Foujita iniciaba uno de los capítulos más polémicos de su trayectoria artística al servicio de la propaganda y el ejército japonés durante la II Guerra Mundial. Fue obligado a glorificar la guerra para recuperar el respeto de sus compatriotas y prolongó el augurio que un crítico le dedicó en los años veinte al calificarle de un hombre que «pasaba por un pintor francés a los ojos de los japoneses y por un puro japonés a los occidentales» .Tuvo que componer inmensos lienzos para el ejército imperial, ajenos a su estilo y a su comedido formato, pero fue una empresa que pudo llevar a cabo gracias a su estancia en México, a su relación con los grandes muralistas y al interés y conocimiento que mostró por la pintura mural (8)
Cuando ya contaba con 80 años pintó los frescos de la capilla de Notre-Dame-de-la-Paix, conocida como Capilla Foujita.
Un hombre muy especial
Toda la obra gráfica ha sido extraída de una búsqueda en Internet para divulgar su trabajo. Citaríamos las siguientes páginas
En cuanto a la obra de referencia y citas, y para saber más , además de las dejadas más arriba :
-1,2,5,6,7,8:Soto Caba, Victoria y García Oria, Francisco: artículo en línea del que se ha extraído la información casi de forma literal en:
- 3, 4: Artículo de El País escrito por Alberto López en: