Inspirándose en las ciudades ideales del Renacimiento o
las utópicas de finales del s. XVIII , Franco María Ricci (Parma, 1937), el esteta ( como se define él mismo), editor, diseñador gráfico y sobre todo coleccionista, creó el laberinto más grande del mundo realizado de bambú.
Son tres mil bambús que forman un entramado de 30 kilómetros cuadrados en cuyo centro se erige una pirámide y un museo, además de una biblioteca y su colección de arte de 500 obras que corresponden a distintas épocas y que abarcan desde el s. XVI hasta el XX.
Esculturas (lo fascinan), vanitas, memento mori, cuadros manieristas, barrocos, neoclásicos, románticos...Bernini, Canova, Thorvaldsen, Mazzola, Bartolini, Ligozzi, Champaigne...Forman una parte de su colección.
Jacopo Ligozzi: Vanitas, S. XVII
A la derecha de la imagen está representada una clepsidra,
un reloj de agua, símbolo de la fugacidad de la vida
Lazzaro Casario : gentilhombre con pelliza, s.XVI
Francesco Hayez: Francesca Majnoni d'Intignano , 1829
Este autor es romántico y por la perfección usada en la técnica recuerda a
Ingres
Clemente Ruta: Judith y Holofernes,s. XVIII
En 1982, nació la llamada "perla negra" o FMR ( Ephémère) que es como se pronuncia y cuyas letras coinciden con las del escritor. De esta revista fueron publicados seis números por año en distintos idiomas y escogiendo los más bellos objetos de arte de todo el mundo.
Un ejemplo de la revista dedicada al
Y también por su amistad con Borges y su querencia por los laberintos, es por lo que creó el suyo.Él fue el que le propuso crear el mayor laberinto del mundo, algo que nadie había conseguido antes, pues solo existe uno, el desierto. Ricci dice al respecto:
"( ...)Y las trayectorias que sus pasos dubitativos de ciego diseñaban me hacían pensar en las incertidumbres de quien se mueve entre bifurcaciones y enigmas. Fue mirándole a él, durante nuestras conversaciones sobre los extraños itinerarios de los hombres, cuando se formó el primer embrión de este proyecto cultural que ya ha tomado forma" (1)
Y entonces, junto al arquitecto Pier Carlo Bontempi y su jardinero japonés construyeron un edifico al estilo de
Boullée,
Ledoux y
Lequeu.
Dice Franco María Ricci al respecto de los laberintos:
"Es hermoso perderse en los recodos de sus corredores, en las veredas infinitas, tomarse un tiempo para buscarse a uno mismo, esperar la ocasión soñada para concentrarse en lo que es esencial para plantease preguntas trascendentales, en definitiva, para salir del laberinto en paz con uno mismo. A nivel iconográfico, se trata técnicamente de un dédalo. Y en un laberinto, de hecho, es imposible perderse" (2)
Toda la obra gráfica ha sido extraída de la propia página de Franco María Ricci en donde se pueden encontrar más imágenes de su colección y su obra.
En cuanto a las ideas que acompañan a las imágenes han sido extraídas de la lectura de un artículo firmado por Teresa Pearce de Azevedo para la revista Tendencias del Mercado del Arte, nº 81.
1- pág. 11
2- Ibidem