Mapa fantástico de una tierra plana --- Image by © Antar Dayal/Illustration Works/Corbis
“En el océano Indico hay ballenas que son tan grandes que parecen islas. Y a veces a causa de la tierra que tienen en ellas, las plantas crecen en su espalda. Los hombres que cruzan el mar se confunden y desembarcan en estas ballenas. Cuando sienten el movimiento de los hombres sobre ellas, se sumergen rápidamente hacia las profundidades, por lo que los hombres se ahogan”.
Traductor Chet Van Duzer. Una cita latina de una carta medieval perdida cuya leyenda se conserva en un manuscrito del siglo XV en Génova, Biblioteca Universitaria.(1)
Isla de San Brandán- Pez Jasconius
Desde el siglo X, antes de la aparición de los mapas portulanos, el astrolabio o el compás, se hacía muy difícil tener una visión aproximada de cómo era nuestro mundo, sus mares, sus océanos y tierras.
En ese momento, aparecieron avances técnicos que dejaron atrás la navegación de cabotaje, permitiendo que los marinos realizasen unos viajes más seguros: el timón de codaste, las velas cuadradas y triangulares junto con una mayor perfección en la realización de las naves. Pero y sobre todo, el conocimiento del compás, el astrolabio y la brújula, hicieron posible navegar más seguros para realizar unos mapas portulanos que mostraban los puertos y las rutas conocidas en aquel momento.
Esos mapas creados desde finales de la Alta Edad Media hasta el Renacimiento fueron dibujados con todo tipo de criaturas que remitían a animales marinos, aunque sus formas reprodujeran serpientes de mar o sirenas, pulpos y ballenas enormes. La aparición de estos animales en las cartas marinas tenía su razón: se dibujaban para alertar sobre los supuestos peligros que podían atenazar a aquellos que se atreviesen a viajar a zonas inexploradas. También se afirma, que cuanto menos científica fuese la cartografía, más se recurría al dibujo de estos animales que llenaban el sentimiento de una especie de horror vacui , de horror al vacío, de aquellos que elaboraban las cartas marinas.
Mitología y relatos bíblicos servían de inspiración para dibujarlos, pero mezclados también con la realidad, con otras criaturas marinas que podrían haber sido vistas de verdad como los narvales, pero que muchas tripulaciones confundían con unicornios o centauros marinos.
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