Cuando te asomas para ver por primera vez la obra de Mel Odom se te viene a la cabeza la obra insignia de Tamara de Lempicka, tan denostada y tan querida a partes iguales. Denostada no sé si por mujer, por artista, por Decó o por su propia vida. Una vida vivida intensamente y como quiso. Una más. Como les pasó a tantas creadoras. Recordemos que el Déco no gustó por burgués e impostado en un momento en el que las vanguardias estaban rompiendo, literalmente, la Academia y todo lo ligado a ella.
Beasts, 1989
También en algunos gouache, su obra, nos recuerda a la experiencia de los prerrafaelitas, con Jane Burden como prototipo de la belleza de estos creadores o Elizabeth Siddal como musa de larga melena y labios carnosos que fue repetida una y otra vez llenando las telas de sus autores de magia y belleza.
The Living and the Dead, 1983
The Sunken Woman, 1981
Tambien me recuerdan a las máscaras hechas por Theodor Benda y aquí debemos decir que realizó una muñeca basada en una actriz bellísima y con gran talento de los años 40': Gene Tierney convirtiéndola en una especie de Barbie pero con más glamour y con una ropa maravillosa.
Red Princess, 1980