" Solía llamarse "saqueo". Pero hoy las cosas se han vuelto más humanas. A pesar de eso, pretendo saquear, y hacerlo a conciencia".
Fueron palabras dichas por Hermann Göring, en una alocución ante una conferencia de comisarios del Reich y comandantes militares en los Territorios Ocupados, en Berlín , 6 de agosto de 1942. (1)
Hermann Göring junto a Hitler admirando un cuadro que será expoliado
Durante la II Guerra Mundial ( septiembre 1939- 1945), la maquinaria nazi cometería uno de los mayores genocidios del siglo XX ( el segundo tras el del pueblo armenio a manos de los turcos en el Imperio Otomano entre 1915 y 1923) (2) . Es el Holocausto; la Shoah, en hebreo. Pero además, también se encargaron de robar sistemáticamente las obras de arte de los propietarios judíos no solamente alemanes sino también de los países ocupados que más tarde serían asesinados en las cámaras de gas. Y diríamos que en una espiral de robo , todas las pertenencias de los judíos tuvieran o no valor, fueron rapiñados: desde vajillas, sillas, colchones o lámparas...Cualquier cosa que fuera de su propiedad. Se trataba de despojarlos absolutamente de todo.
"La raza superior reutilizó las bragas y los calzoncillos, las palanganas y los orinales de las gentes a las que exterminó. Las obras de arte fueron un objeto más en un reciclaje extremo y sistemático. Quizás el más glamuroso, pero su requisa solo puede comprenderse íntegramente en este contexto de harapos, bacinas y vajillas desportilladas". (3)
Este autor " ha publicado el año pasado "El expolio nazi" ( Galaxia Gutenberg, 2020) estudiando el saqueo de las obras de arte y ahondando en la figura de Alois Miedl, "un banquero especulador alemán metido a tratante de arte que acabó siendo el marchante de Goering. Martorell afirma que "los nazis se convirtieron en la gran potencia artística europea por recolección y saqueo". “Miedl participa en todas las fases del expolio: está en la venta del arte degenerado, compra a precio de saldo obras de arte e incluso galerías enteras a los judíos que quieren huir de Europa, está implicado en el mercado negro, una actividad muy vinculada al expolio, y participa en la dispersión de los bienes expoliados, porque huye a España con parte de los cuadros que ha conseguido en la guerra. Por todo esto es un buen guía para entender en qué consistió el expolio”, asegura Martorell. Y su peripecia también ayuda a entender el papel de la España franquista en toda aquella trama de vergüenza mundial: por este país pasaron obras de aquel saqueo masivo, autores del mismo y aún hoy, en un importante museo, se puede ver una obra proveniente de aquella atrocidad cultural." (4)
Decenas de museos, instituciones y ciudadanos deseaban ampliar sus colecciones a bajos precios. Aún es hoy el día que descendientes de los asesinados mantienen juicios, con mayor o menor fortuna, para poder obtener la devolución de las obras familiares aunque es difícil demostrar que sean de su propiedad, máxime cuando sus familiares ya no viven.